Se va un genio, se va uno de los más grandes futbolistas de todos los tiempos; se va Zinedine Zidane.
Dicen de él que es un príncipe que se divierte jugando al fútbol, que ha sido "el quinto grande", el mejor futbolista de la última década...y puede que tengan razón en todo. El marsellés de origen argelino nos ha dejado grandes tardes de gloria, jugadas espectaculares, goles para enmarcar; claro que también nos ha dejado muestras de su carácter con entradas escalofriantes, que le pregunten si no a Mauro Silva. Pero eso no merece la pena ser recordado.
Zizou empezó a despuntar en el Girondins de Burdeos, equipo al que llevó al subcampeonato de la UEFA tras derrotar 3-0 al Milan en octavos, partido que, probablemente, le abrió las puertas del Calcio. De esa UEFA todos recordamos el golazo que le marcó a Jaro en el Villamarín desde 40 metros. Abandonó el Girondins para recalar en la Juventus, equipo con el que lo ganó todo...excepto la Champions. Con la selección francesa logró el mayor hito que puede lograr un futbolista: ganar el Mundial. Fue en casa, en París, el 12 de julio del 98 en un abarrotado Stade de France. Fue ante Brasil, que llegaba como gran favorita y que se llevó a casa un rotundo 3-0, liderado, cómo no, por Zizou. Dos goles de cabeza que sellaron el primer y hasta ahora único Mundial para el equipo francés.
Dos años después, Zidane volvía a liderar a su selección a un nuevo éxito, en este caso la Eurocopa de Holanda-Bélgica, tras derrotar a Italia en una final igualadísima, sólo resuelta en el gol de oro. Pero a ZZ le seguía faltando algo, le faltaba una Champions. Tenía ya en su palmarés Scudettos, la Supercopa de Europa, la Intercontinental, un Mundial, una Eurocopa, el Balón de Oro...pero no había logrado levantar la Copa con las orejas más famosas del mundo. Y se fue a buscarla a Madrid, al Real Madrid, club que pagó 13.000 millones de las antiguas pesetas por su traspaso. Y vaya que si consiguió lo que le faltaba. En Glasgow, en un estadio mítico para el Madrid, Zidane volvía a demostrar que era el mejor y, con un gol con una plasticidad más propia de un gimnasta que de un futbolista, con una volea imposible ante la que nada pudo hacer Butt, llevaba al Madrid a su novena Copa de Europa.
Muchos dicen que quizá debió retirarse antes, ya que no ha estado al mismo nivel de entonces, pero...¿acaso se ha arrastrado por los campos de fútbol? Evidentemente no. Cada regate, cada pase milimétrico, cada gol...ha merecido la pena. Ahora le queda el Mundial de Alemania para despedirse a lo grande. Quizá sea entonces cuando, por fin, se le reconozca como el quinto grande de la historia.
Muchas gracias por todo, Zizou. Hasta pronto.
Como pequeño homenaje al astro, aquí dejo un vídeo recopilatorio de sus mejores jugadas.
Dicen de él que es un príncipe que se divierte jugando al fútbol, que ha sido "el quinto grande", el mejor futbolista de la última década...y puede que tengan razón en todo. El marsellés de origen argelino nos ha dejado grandes tardes de gloria, jugadas espectaculares, goles para enmarcar; claro que también nos ha dejado muestras de su carácter con entradas escalofriantes, que le pregunten si no a Mauro Silva. Pero eso no merece la pena ser recordado.
Zizou empezó a despuntar en el Girondins de Burdeos, equipo al que llevó al subcampeonato de la UEFA tras derrotar 3-0 al Milan en octavos, partido que, probablemente, le abrió las puertas del Calcio. De esa UEFA todos recordamos el golazo que le marcó a Jaro en el Villamarín desde 40 metros. Abandonó el Girondins para recalar en la Juventus, equipo con el que lo ganó todo...excepto la Champions. Con la selección francesa logró el mayor hito que puede lograr un futbolista: ganar el Mundial. Fue en casa, en París, el 12 de julio del 98 en un abarrotado Stade de France. Fue ante Brasil, que llegaba como gran favorita y que se llevó a casa un rotundo 3-0, liderado, cómo no, por Zizou. Dos goles de cabeza que sellaron el primer y hasta ahora único Mundial para el equipo francés.
Dos años después, Zidane volvía a liderar a su selección a un nuevo éxito, en este caso la Eurocopa de Holanda-Bélgica, tras derrotar a Italia en una final igualadísima, sólo resuelta en el gol de oro. Pero a ZZ le seguía faltando algo, le faltaba una Champions. Tenía ya en su palmarés Scudettos, la Supercopa de Europa, la Intercontinental, un Mundial, una Eurocopa, el Balón de Oro...pero no había logrado levantar la Copa con las orejas más famosas del mundo. Y se fue a buscarla a Madrid, al Real Madrid, club que pagó 13.000 millones de las antiguas pesetas por su traspaso. Y vaya que si consiguió lo que le faltaba. En Glasgow, en un estadio mítico para el Madrid, Zidane volvía a demostrar que era el mejor y, con un gol con una plasticidad más propia de un gimnasta que de un futbolista, con una volea imposible ante la que nada pudo hacer Butt, llevaba al Madrid a su novena Copa de Europa.
Muchos dicen que quizá debió retirarse antes, ya que no ha estado al mismo nivel de entonces, pero...¿acaso se ha arrastrado por los campos de fútbol? Evidentemente no. Cada regate, cada pase milimétrico, cada gol...ha merecido la pena. Ahora le queda el Mundial de Alemania para despedirse a lo grande. Quizá sea entonces cuando, por fin, se le reconozca como el quinto grande de la historia.
Muchas gracias por todo, Zizou. Hasta pronto.
Como pequeño homenaje al astro, aquí dejo un vídeo recopilatorio de sus mejores jugadas.
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