Desde hace un tiempo, el murcianismo viene sufriendo un retroceso de proporciones considerables, y últimamente la cosa ya está pasando de castaño oscuro...
Hace unos años (no tantos) La Condomina se llenaba incluso para ver al Imperial en Tercera, cada domingo cerca de 20.000 personas abarrotaban el coliseo grana para animar a su Real Murcia. Ahora mismo, rara es la vez que se superan los 5.000-6.000 espectadores en Segunda, y ni en Primera se consiguió llenar el estadio más que en partidos puntuales (no se llegó a 10.000 abonados, si bien es cierto que los precios no ayudaban mucho). La cuestión es, ¿por qué? ¿Por qué un club que celebra su centenario en 2008, que es el más laureado de la historia en Segunda División, lleva tan pocos aficionados al campo? ¿Por qué tenemos que aguantar que nos digan en nuestra propia casa que, si no deseamos el ascenso del otro equipo de la ciudad, tenemos que irnos de Murcia?
Muchos dicen que desde Garrido mucha gente dejó dormido su sentimiento murcianista. La 90/91 fue muy dura. Aquél ascenso perdido, primero en Riazor, tras ir todo el año líderes, y luego en La Romareda en la promoción, fue un duro mazazo para los murcianistas. Al año siguiente, campaña mediocre que acaba con el equipo en Segunda B en los despachos. Lo que en otras ciudades se tradujo en enormes manifestaciones que lograron cambiar el formato de la Liga (nos referimos, obviamente, a Sevilla y Celta) en Murcia se tradujo en un sentimiento de resignación y poco más: el Real Murcia fue descendido
sin remisión y sin casi oposición social a la categoría de bronce del fútbol español pese a finalizar en mitad de la tabla. Al año siguiente se volvió a ascender, pero se volvió a caer en el pozo, en esta ocasión ya por motivos deportivos. Comenzaba la travesía por el desierto en los campos de Segunda B e incluso Tercera. Aquello hizo mucho daño a la afición, aunque en muchas ocasiones había más público del que hay hoy en día.
La situación económica del Real, que se vio obligado a malvender La Condomina al Ayuntamiento por unos míseros 915 millones de pesetas, insuficientes para paliar completamente la deuda del club. La soga de la desaparición apretaba cada vez más, y hasta que llegó Samper nadie quiso hacerse cargo de un club casi moribundo. Y desde entonces, comienza el acoso por parte de la prensa murciana (sobre todo de La Verdad). Quizá no sentó bien que un madrileño se hiciera cargo del Real Murcia y lo salvara, saneándolo económicamente y consiguiendo buenos resultados deportivos en sus primeras cinco temporadas. En dos años se consiguió el ascenso a Segunda División y a la tercera temporada en Segunda (justo el plazo que dijeron en un principio) se ascendió a Primera División, con un juego espectacular que sorprendió a propios y extraños (no hace mucho se reconoció que no se esperaba ascender ese año). Por cierto que en ese período la afición sí dio muestras de su amor al equipo en el dramático partido ante el Real Jaén en la última jornada de la 2001-2002, en la que el Real se jugaba la permanencia.
Sin embargo, en la temporada del ascenso, La Condomina seguía sin llenarse. Tan sólo contra el Levante en el partido del ascenso se colgó el cartel de "No hay billetes" (junto al partido del Depor en los cuartos de final de la Copa del Rey). Para la temporada de Primera se aseguraba que harían falta dos Condominas... pero nada. Como dijimos antes, la cifra final de abonados no llegó a los 10.000. Y luego durante la Liga el estadio tampoco se llenó, salvo partidos puntuales (Madrid, Barça, Valencia...). Quizá también influyó la pésima campaña realizada (quizá algún día exponga mi punto de vista sobre esa temporada), pero el caso es que la afición seguía sin responder. Y lo ha seguido luego en estos dos últimos años en Segunda. Y mientras tanto, los medios deportivos murcianos han ido bombardeándonos con sus constantes intentos de torpedear la imagen del Real Murcia, incluso con mentiras. Y alabando al vecino, por supuesto. Cualquier cosa que hiciera el equipo de Pina estaba bien, aunque previamente hubieran dicho todo lo contrario de un caso similar en el Real Murcia (todos recordamos el diferente trato que se dio en el "caso Aguilar").
Y para colmo de males, al vecino le sale una segunda vuelta espectacular y mantiene sus opciones de ascenso hasta el final. En el derby de la jornada 39, con unas 6.000 personas en La Condomina, unas 5.000 celebraron el gol del Ciudad como locos, insultando al que ha sido su club de toda la vida. ¿Alguien lo entiende? ¿Por qué cambian los sentimientos de las personas de la noche a la mañana? Si la próxima temporada es el Real Murcia el que está luchando por el ascenso (en un estadio cinco estrellas, por cierto), ¿volverán al redil? Y para colmo, lo ocurrido la semana pasada, en la previa de la última jornada. Pérez de Lema (o "Don Perezote de Lemancha", como le apoda perfectamente nuestro colega Yayo en su blog), que siempre se ha caracterizado por presumir de murcianista (pese a interponer varias denuncias contra el club que casi le llevan a Segunda B, pedir la presidencia por una historia rara, etc etc) tuvo la "magnífica" idea de abrir una cuenta para recaudar fondos para primar al Lleida y que se empleara más a fondo para intentar ganarle al Levante y que así el Ciudad tuviera alguna opción de ascender. ¿ESO ES UN MURCIANISTA? ¿Y en qué cabeza cabe hacer algo así?
Recapitulemos... se critica a Samper por ser madrileño, y evidentemente se alaba a Pina por ser murciano. ¿Por qué no se atrevió ningún empresario murciano a coger al Real Murcia cuando estaba moribundo? ¿Quizá tengan ahora celos de ver cómo Samper ha reflotado al Murcia y va a ganar muchísimo dinero con el tema de la Nueva Condomina? Al menos, el Real está saneado y paga al día. Otros no pueden decir lo mismo, precisamente... Y tanto que presumen de murcianía, el Real Murcia ha promocionado varios canteranos en estas últimas temporadas, y el último partido de Liga lo jugó con 6 canteranos. El otro equipo de la ciudad, ése al que todos califican como "ejemplo de murcianía"... no tiene a ningún murciano en sus filas. Pero claro, eso no interesa decirlo. A veces, cuando preguntas por qué animan al Ciudad contra el Real Murcia en el derby, te responden con un "es que los del Murcia son gentuza". Un argumento devastador, sin duda. ¿Han mirado a Súper Pina y sus chanchullos para ascender y luego para salvarse estas últimas dos temporadas?
En definitiva: Nunca conseguiré entender por qué está muriendo el sentimiento murcianista... aunque sé que la afición murciana es demasiado veleta y que, con unas buenas temporadas, el nuevo estadio y asentados en Primera División... todo volvería a cambiar. Aunque hay gente que sigue diciendo que todo el mal del Real Murcia es Samper. Yo no creo que sea él. Quizá sus consejeros (Del Río, Serantes) que hacen una labor pésima socialmente hablando (precios de los abonos, campañas de captación de socios, trato a los que animamos, Nueva Condomina, que parece que también van a volver a fallar...). La verdadera pregunta es: ¿Se puede volver a enganchar a esa gente al murcianismo? Imagino que sólo con un ascenso y una buena temporada en Primera... pero se me viene a la mente Coruña (en cuanto han bajado el nivel, Riazor medio vacío) y no sé si eso servirá. Espero que el "argumento Samper" deje de tener validez pronto... pero para ello deben de hacerlo bien con el precio de los abonos. Un nuevo fallo quizá sea demasiado para el murcianismo. Pero ante todo, yo siempre diré... ¡Siempre Real Murcia!
Hace unos años (no tantos) La Condomina se llenaba incluso para ver al Imperial en Tercera, cada domingo cerca de 20.000 personas abarrotaban el coliseo grana para animar a su Real Murcia. Ahora mismo, rara es la vez que se superan los 5.000-6.000 espectadores en Segunda, y ni en Primera se consiguió llenar el estadio más que en partidos puntuales (no se llegó a 10.000 abonados, si bien es cierto que los precios no ayudaban mucho). La cuestión es, ¿por qué? ¿Por qué un club que celebra su centenario en 2008, que es el más laureado de la historia en Segunda División, lleva tan pocos aficionados al campo? ¿Por qué tenemos que aguantar que nos digan en nuestra propia casa que, si no deseamos el ascenso del otro equipo de la ciudad, tenemos que irnos de Murcia?
Muchos dicen que desde Garrido mucha gente dejó dormido su sentimiento murcianista. La 90/91 fue muy dura. Aquél ascenso perdido, primero en Riazor, tras ir todo el año líderes, y luego en La Romareda en la promoción, fue un duro mazazo para los murcianistas. Al año siguiente, campaña mediocre que acaba con el equipo en Segunda B en los despachos. Lo que en otras ciudades se tradujo en enormes manifestaciones que lograron cambiar el formato de la Liga (nos referimos, obviamente, a Sevilla y Celta) en Murcia se tradujo en un sentimiento de resignación y poco más: el Real Murcia fue descendido
sin remisión y sin casi oposición social a la categoría de bronce del fútbol español pese a finalizar en mitad de la tabla. Al año siguiente se volvió a ascender, pero se volvió a caer en el pozo, en esta ocasión ya por motivos deportivos. Comenzaba la travesía por el desierto en los campos de Segunda B e incluso Tercera. Aquello hizo mucho daño a la afición, aunque en muchas ocasiones había más público del que hay hoy en día.
La situación económica del Real, que se vio obligado a malvender La Condomina al Ayuntamiento por unos míseros 915 millones de pesetas, insuficientes para paliar completamente la deuda del club. La soga de la desaparición apretaba cada vez más, y hasta que llegó Samper nadie quiso hacerse cargo de un club casi moribundo. Y desde entonces, comienza el acoso por parte de la prensa murciana (sobre todo de La Verdad). Quizá no sentó bien que un madrileño se hiciera cargo del Real Murcia y lo salvara, saneándolo económicamente y consiguiendo buenos resultados deportivos en sus primeras cinco temporadas. En dos años se consiguió el ascenso a Segunda División y a la tercera temporada en Segunda (justo el plazo que dijeron en un principio) se ascendió a Primera División, con un juego espectacular que sorprendió a propios y extraños (no hace mucho se reconoció que no se esperaba ascender ese año). Por cierto que en ese período la afición sí dio muestras de su amor al equipo en el dramático partido ante el Real Jaén en la última jornada de la 2001-2002, en la que el Real se jugaba la permanencia.
Sin embargo, en la temporada del ascenso, La Condomina seguía sin llenarse. Tan sólo contra el Levante en el partido del ascenso se colgó el cartel de "No hay billetes" (junto al partido del Depor en los cuartos de final de la Copa del Rey). Para la temporada de Primera se aseguraba que harían falta dos Condominas... pero nada. Como dijimos antes, la cifra final de abonados no llegó a los 10.000. Y luego durante la Liga el estadio tampoco se llenó, salvo partidos puntuales (Madrid, Barça, Valencia...). Quizá también influyó la pésima campaña realizada (quizá algún día exponga mi punto de vista sobre esa temporada), pero el caso es que la afición seguía sin responder. Y lo ha seguido luego en estos dos últimos años en Segunda. Y mientras tanto, los medios deportivos murcianos han ido bombardeándonos con sus constantes intentos de torpedear la imagen del Real Murcia, incluso con mentiras. Y alabando al vecino, por supuesto. Cualquier cosa que hiciera el equipo de Pina estaba bien, aunque previamente hubieran dicho todo lo contrario de un caso similar en el Real Murcia (todos recordamos el diferente trato que se dio en el "caso Aguilar").
Y para colmo de males, al vecino le sale una segunda vuelta espectacular y mantiene sus opciones de ascenso hasta el final. En el derby de la jornada 39, con unas 6.000 personas en La Condomina, unas 5.000 celebraron el gol del Ciudad como locos, insultando al que ha sido su club de toda la vida. ¿Alguien lo entiende? ¿Por qué cambian los sentimientos de las personas de la noche a la mañana? Si la próxima temporada es el Real Murcia el que está luchando por el ascenso (en un estadio cinco estrellas, por cierto), ¿volverán al redil? Y para colmo, lo ocurrido la semana pasada, en la previa de la última jornada. Pérez de Lema (o "Don Perezote de Lemancha", como le apoda perfectamente nuestro colega Yayo en su blog), que siempre se ha caracterizado por presumir de murcianista (pese a interponer varias denuncias contra el club que casi le llevan a Segunda B, pedir la presidencia por una historia rara, etc etc) tuvo la "magnífica" idea de abrir una cuenta para recaudar fondos para primar al Lleida y que se empleara más a fondo para intentar ganarle al Levante y que así el Ciudad tuviera alguna opción de ascender. ¿ESO ES UN MURCIANISTA? ¿Y en qué cabeza cabe hacer algo así?
Recapitulemos... se critica a Samper por ser madrileño, y evidentemente se alaba a Pina por ser murciano. ¿Por qué no se atrevió ningún empresario murciano a coger al Real Murcia cuando estaba moribundo? ¿Quizá tengan ahora celos de ver cómo Samper ha reflotado al Murcia y va a ganar muchísimo dinero con el tema de la Nueva Condomina? Al menos, el Real está saneado y paga al día. Otros no pueden decir lo mismo, precisamente... Y tanto que presumen de murcianía, el Real Murcia ha promocionado varios canteranos en estas últimas temporadas, y el último partido de Liga lo jugó con 6 canteranos. El otro equipo de la ciudad, ése al que todos califican como "ejemplo de murcianía"... no tiene a ningún murciano en sus filas. Pero claro, eso no interesa decirlo. A veces, cuando preguntas por qué animan al Ciudad contra el Real Murcia en el derby, te responden con un "es que los del Murcia son gentuza". Un argumento devastador, sin duda. ¿Han mirado a Súper Pina y sus chanchullos para ascender y luego para salvarse estas últimas dos temporadas?
En definitiva: Nunca conseguiré entender por qué está muriendo el sentimiento murcianista... aunque sé que la afición murciana es demasiado veleta y que, con unas buenas temporadas, el nuevo estadio y asentados en Primera División... todo volvería a cambiar. Aunque hay gente que sigue diciendo que todo el mal del Real Murcia es Samper. Yo no creo que sea él. Quizá sus consejeros (Del Río, Serantes) que hacen una labor pésima socialmente hablando (precios de los abonos, campañas de captación de socios, trato a los que animamos, Nueva Condomina, que parece que también van a volver a fallar...). La verdadera pregunta es: ¿Se puede volver a enganchar a esa gente al murcianismo? Imagino que sólo con un ascenso y una buena temporada en Primera... pero se me viene a la mente Coruña (en cuanto han bajado el nivel, Riazor medio vacío) y no sé si eso servirá. Espero que el "argumento Samper" deje de tener validez pronto... pero para ello deben de hacerlo bien con el precio de los abonos. Un nuevo fallo quizá sea demasiado para el murcianismo. Pero ante todo, yo siempre diré... ¡Siempre Real Murcia!
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