Noche amarga la vivida ayer en La Condomina. Por segunda temporada consecutiva, el Real Murcia jugaba un encuentro como visitante en su casa, pero esta vez fue diferente.
La pasada temporada, el 70% del estadio animaba al Real Murcia, cosa lógica sabiendo la historia de uno y otro equipo. Pero esta temporada, la "afición" murciana (antes murcianista) cambió de chaqueta. Los aires de Primera llevaron a gente que ha sido seguidor del Real Murcia durante años, décadas incluso, a ir en contra de su equipo de toda la vida "por intentar tener fútbol de Primera". No contentos con eso, algunos se atreven a criticar que los que de verdad sentimos los colores granas animemos a nuestro equipo, con un argumento tan demoledor como "¿Para qué animan? ¿Es que no quieren ver fútbol de Primera?".
El partido en sí no fue muy vistoso. Las gradas, más pobladas de lo habitual, ponían un gran ambiente al derby. Los verdaderos murcianistas, con un bonito tifo desplegado en el fondo sur y una animación constante. Los antiguos murcianistas y amantes de coleccionar espectáculos cantaban "¡Ciudad, Ciudad!" de vez en cuando. A pesar de ser menos, la afición ayer visitante era la que más se hacía notar. Y entonces el árbitro decidió hacerse con el protagonismo del encuentro. Primero, anulando un gol al Real Murcia por un supuesto fuera de juego que, siendo sinceros, yo no he podido apreciar en la televisión. Y al minuto siguiente, expulsando de manera totalmente injusta a un Tato cuyo delito fue luchar por un balón y cometer una falta que normalmente se pita como juego peligroso; para Perdigones Pacheco, esa falta mereció ver la tarjeta roja directa. Y no contento con eso, amonestó a Juanma y a Iván Alonso por protestar. Transcurría entonces el minuto 22.
Pese a todo, el Real Murcia no se descompuso, y de hecho controló el encuentro, creando las mejores ocasiones, con una falta peinada por Acciari que fue a las manos de José Juan, bien colocado, y una clarísima en la que Iván Alonso, tras irse del portero, prefirió pasar el balón atrás a Julio Álvarez en lugar de probar fortuna, pese a estar escorado; quizá en la banda contraria habría disparado, al tener mejor ángulo para su zurda. En la segunda mitad, el Ciudad se estiró, llegando a acorrarlar por momentos al Real, pero tan sólo creó peligro real en una ocasión en la que Juanmi no acierta a atrapar un balón adelantado a Luque y el balón lo recoge Kome, que dispara y Cuadrado despeja en el área pequeña y el balón llegó a Falcón, que disparó y esta vez Juanmi fue el que despejó a córner. Ésa fue su única ocasión, y a partir de ahí el Real Murcia tuvo varias ocasiones para marcar. Un córner directo de Pedro León fue despejado in extremis por José Juan, y en el córner posterior, Iván Alonso cabeceó el esférico al travesaño. Más tarde, el portero del Ciudad repelió una falta lanzada por el de Sada. Y cuando ya se había empezado a ir la gente, un córner a favor del Ciudad acabó con Falcón cabeceando el balón al fondo de las mallas.
Y ahí estalló todo. Ver a gente que lleva animando al Real toda su vida celebrar con tanta ansia el gol en contra, ver cómo el Ciudad sigue con vida en la lucha por el ascenso, ver como tu equipo no gana un partido como visitante desde el 18 de septiembre... es duro, y yo no resistí. Me descompuse y empecé a llorar desconsolado, y no pude parar hasta varios minutos después del pitido final. La decepción de mis compañeros de grada, tras estar 90 minutos sin parar animando, era indescriptible. A la salida veías como gente mayor se reía de tí, y hubo gente que no se pudo contener, por lo que hubo varios conatos de incidentes. Ahora, por fin la gente nos tomará en serio cuando decimos que no hay sitio para los "corazones partidos". Un club de fútbol es un sentimiento, un sentimiento que no se puede cambiar por mucho que el rival esté mejor en un determinado momento, ni porque esté más barato el abono, ni porque te den entradas gratis. Un club de fútbol es como una madre, sólo puedes tener uno. Lo peor de todo, es que muchos de los que ayer se metían con el Real Murcia, este sábado volverán a La Condomina a animar al Real Murcia. Y la inmensa mayoría, cuando el Ciudad vaya mal volverán a animar a "su equipo de siempre". Lástima de afición.
Una última reflexión: Si Onda Regional es eso, de toda la Región de Murcia, ¿por qué dijeron que "ahora lo que tiene que pasar es que el Lorca y el Levante empaten y así lo tenga más fácil el Ciudad"? ¿De dónde es Lorca?
La pasada temporada, el 70% del estadio animaba al Real Murcia, cosa lógica sabiendo la historia de uno y otro equipo. Pero esta temporada, la "afición" murciana (antes murcianista) cambió de chaqueta. Los aires de Primera llevaron a gente que ha sido seguidor del Real Murcia durante años, décadas incluso, a ir en contra de su equipo de toda la vida "por intentar tener fútbol de Primera". No contentos con eso, algunos se atreven a criticar que los que de verdad sentimos los colores granas animemos a nuestro equipo, con un argumento tan demoledor como "¿Para qué animan? ¿Es que no quieren ver fútbol de Primera?".
El partido en sí no fue muy vistoso. Las gradas, más pobladas de lo habitual, ponían un gran ambiente al derby. Los verdaderos murcianistas, con un bonito tifo desplegado en el fondo sur y una animación constante. Los antiguos murcianistas y amantes de coleccionar espectáculos cantaban "¡Ciudad, Ciudad!" de vez en cuando. A pesar de ser menos, la afición ayer visitante era la que más se hacía notar. Y entonces el árbitro decidió hacerse con el protagonismo del encuentro. Primero, anulando un gol al Real Murcia por un supuesto fuera de juego que, siendo sinceros, yo no he podido apreciar en la televisión. Y al minuto siguiente, expulsando de manera totalmente injusta a un Tato cuyo delito fue luchar por un balón y cometer una falta que normalmente se pita como juego peligroso; para Perdigones Pacheco, esa falta mereció ver la tarjeta roja directa. Y no contento con eso, amonestó a Juanma y a Iván Alonso por protestar. Transcurría entonces el minuto 22.
Pese a todo, el Real Murcia no se descompuso, y de hecho controló el encuentro, creando las mejores ocasiones, con una falta peinada por Acciari que fue a las manos de José Juan, bien colocado, y una clarísima en la que Iván Alonso, tras irse del portero, prefirió pasar el balón atrás a Julio Álvarez en lugar de probar fortuna, pese a estar escorado; quizá en la banda contraria habría disparado, al tener mejor ángulo para su zurda. En la segunda mitad, el Ciudad se estiró, llegando a acorrarlar por momentos al Real, pero tan sólo creó peligro real en una ocasión en la que Juanmi no acierta a atrapar un balón adelantado a Luque y el balón lo recoge Kome, que dispara y Cuadrado despeja en el área pequeña y el balón llegó a Falcón, que disparó y esta vez Juanmi fue el que despejó a córner. Ésa fue su única ocasión, y a partir de ahí el Real Murcia tuvo varias ocasiones para marcar. Un córner directo de Pedro León fue despejado in extremis por José Juan, y en el córner posterior, Iván Alonso cabeceó el esférico al travesaño. Más tarde, el portero del Ciudad repelió una falta lanzada por el de Sada. Y cuando ya se había empezado a ir la gente, un córner a favor del Ciudad acabó con Falcón cabeceando el balón al fondo de las mallas.
Y ahí estalló todo. Ver a gente que lleva animando al Real toda su vida celebrar con tanta ansia el gol en contra, ver cómo el Ciudad sigue con vida en la lucha por el ascenso, ver como tu equipo no gana un partido como visitante desde el 18 de septiembre... es duro, y yo no resistí. Me descompuse y empecé a llorar desconsolado, y no pude parar hasta varios minutos después del pitido final. La decepción de mis compañeros de grada, tras estar 90 minutos sin parar animando, era indescriptible. A la salida veías como gente mayor se reía de tí, y hubo gente que no se pudo contener, por lo que hubo varios conatos de incidentes. Ahora, por fin la gente nos tomará en serio cuando decimos que no hay sitio para los "corazones partidos". Un club de fútbol es un sentimiento, un sentimiento que no se puede cambiar por mucho que el rival esté mejor en un determinado momento, ni porque esté más barato el abono, ni porque te den entradas gratis. Un club de fútbol es como una madre, sólo puedes tener uno. Lo peor de todo, es que muchos de los que ayer se metían con el Real Murcia, este sábado volverán a La Condomina a animar al Real Murcia. Y la inmensa mayoría, cuando el Ciudad vaya mal volverán a animar a "su equipo de siempre". Lástima de afición.
Una última reflexión: Si Onda Regional es eso, de toda la Región de Murcia, ¿por qué dijeron que "ahora lo que tiene que pasar es que el Lorca y el Levante empaten y así lo tenga más fácil el Ciudad"? ¿De dónde es Lorca?
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