El 25 de mayo del 97, el viejo e histórico estadio de Las Gaunas recibía la visita del Real Oviedo en la jornada 39 de una temporada aciaga para los riojanos. De hecho, aquel empate a uno certificó el descenso matemático del C.D. Logroñés. Fue el principio de la pesadilla del Logroñés, de la que aún no se ha repuesto del todo. El Oviedo aguantó más tiempo en la élite, hasta descender en la temporada 2001-02. Este domingo, casi 10 años después, ambos equipos se volvieron a enfrentar en un partido de liga, pero el escenario era completamente diferente.
Los Dulce, Canals, Voro, Abadía, Markovic, Sosa, Mora, Gamboa, Stojkovski, Borrelli, Onopko, Berto, Oli y compañía han dado paso a los Barón, Gabi, Pita, Omar, Aldeondo, Pablo, Pepín, Caco Morán, Jacobo, Fede Bahón y demás. Las grandes tardes de Primera División han dado paso a los fríos partidos y flojas entradas de la Segunda B. El mítico "¡Gol en Las Gaunas!" ya sólo se escucha en las radios riojanas, y el flamante Nuevo Carlos Tartiere de Oviedo intenta rememorar éxitos no tan lejanos. Son las vueltas del fútbol; un día estás en la élite y cuando te quieres dar cuenta estás sumido en la miseria. Que se lo pregunten al Compostela...
Las aficiones de ambos clubes saben lo que es el verdadero sufrimiento (me río del sufrimiento atlético comparado con esto), pero no han respondido de la misma manera a la llamada de socorro de sus equipos de siempre. Mientras que la masa social del Real Oviedo se movilizó para salvar a su equipo en el difícil año de Tercera, incluso con el Ayuntamiento "refundando" el Astur para intentar suplantar el sentimiento oviedista, y esta temporada han sacado su abono casi 10.000 aficionados, los auténticos sufridores del Logroñés se ven con poco más de 1500 socios esta temporada, y con dos equipos-engendro auspiciados por el consistorio local (sobre todo, el Logroñés CF, que hasta plagia el nombre). Pero ahí siguen, fieles al equipo de su corazón.
Y es que la historia no se compra, por mucho dinero que se ponga. Y el sentimiento de años y años de pasiones y sinsabores tampoco se crea de la noche a la mañana. Y ambas aficiones lo demostraron en este partido. Del simulacro de partido que fue el LCF-Oviedo, el CDL-Oviedo de este fin de semana fue un partido con pasión en las gradas, colorido por parte de las dos aficiones (casi 500 ovetenses en las gradas) y animación constante, pese al escaso público (2756 espectadores, una de las mejores asistencias de los últimos años (sic)). El resultado final fue de 0-0, que no le sirve a ninguno de los dos para escapar de la zona peligrosa, pero que dejó con buen sabor de boca a los espectadores.
"Cualquier tiempo pasado fue mejor", pensaban anteayer los nostálgicos. Los más optimistas seguro que ya soñaban con reeditar este partido en categorías superiores. Ojalá sea así en no mucho tiempo.
Los Dulce, Canals, Voro, Abadía, Markovic, Sosa, Mora, Gamboa, Stojkovski, Borrelli, Onopko, Berto, Oli y compañía han dado paso a los Barón, Gabi, Pita, Omar, Aldeondo, Pablo, Pepín, Caco Morán, Jacobo, Fede Bahón y demás. Las grandes tardes de Primera División han dado paso a los fríos partidos y flojas entradas de la Segunda B. El mítico "¡Gol en Las Gaunas!" ya sólo se escucha en las radios riojanas, y el flamante Nuevo Carlos Tartiere de Oviedo intenta rememorar éxitos no tan lejanos. Son las vueltas del fútbol; un día estás en la élite y cuando te quieres dar cuenta estás sumido en la miseria. Que se lo pregunten al Compostela...
Las aficiones de ambos clubes saben lo que es el verdadero sufrimiento (me río del sufrimiento atlético comparado con esto), pero no han respondido de la misma manera a la llamada de socorro de sus equipos de siempre. Mientras que la masa social del Real Oviedo se movilizó para salvar a su equipo en el difícil año de Tercera, incluso con el Ayuntamiento "refundando" el Astur para intentar suplantar el sentimiento oviedista, y esta temporada han sacado su abono casi 10.000 aficionados, los auténticos sufridores del Logroñés se ven con poco más de 1500 socios esta temporada, y con dos equipos-engendro auspiciados por el consistorio local (sobre todo, el Logroñés CF, que hasta plagia el nombre). Pero ahí siguen, fieles al equipo de su corazón.
Y es que la historia no se compra, por mucho dinero que se ponga. Y el sentimiento de años y años de pasiones y sinsabores tampoco se crea de la noche a la mañana. Y ambas aficiones lo demostraron en este partido. Del simulacro de partido que fue el LCF-Oviedo, el CDL-Oviedo de este fin de semana fue un partido con pasión en las gradas, colorido por parte de las dos aficiones (casi 500 ovetenses en las gradas) y animación constante, pese al escaso público (2756 espectadores, una de las mejores asistencias de los últimos años (sic)). El resultado final fue de 0-0, que no le sirve a ninguno de los dos para escapar de la zona peligrosa, pero que dejó con buen sabor de boca a los espectadores.
"Cualquier tiempo pasado fue mejor", pensaban anteayer los nostálgicos. Los más optimistas seguro que ya soñaban con reeditar este partido en categorías superiores. Ojalá sea así en no mucho tiempo.
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