Llegaba el Barcelona al clásico con la vitola de gran favorito, dijera lo que dijera Laporta sobre el favoritismo del Real Madrid, pero la realidad ha sido bien distinta. La jornada europea empezó a cambiar un poco las sensaciones que despertaban ambos equipos en el pre-clásico, pero nadie (o casi nadie) imaginaba que el partido se desarrollaría de la forma que se ha desarrollado en la noche de hoy...
A los dos minutos, el eterno capitán Raúl remataba perfectamente un gran centro desde la derecha de Sergio Ramos (ya suben los laterales del Madrid...) y colocaba el 1-0 para delirio de la parroquia blanca. El partido tomaba un nuevo cariz, y todo el planteamiento de la semana se venía abajo. Jugar 88 minutos por debajo en el marcador en un Bernabéu abarrotado y entregado a los suyos no debe ser tarea fácil, y el Barça pareció acusarlo. Este Barcelona no se parece mucho al de la pasada campaña, pese a su liderato (ahora compartido) liguero.
Ronaldinho, el gran mecenas azulgrana y gran artífice de la exitosa campaña anterior (junto con Eto'o y Messi) está en un bajo estado de forma preocupante. No sé si tanto premio en tan poco tiempo le habrá nublado la vista o qué, pero la realidad es que su juego está ahora mismo a años luz del de la temporada pasada. No da una a derechas prácticamente, y eso, evidentemente, lo acusa el Barça. El Madrid dejó hacer al Barça, esperándole en su terreno de juego y cediéndole el control de la pelota (60% de posesión blaugrana al finalizar el encuentro), al estilo Capello. Y el Barça tocaba y tocaba, pero no concretaba. No fue el partido de Xavi o Iniesta, ni, sobre todo, de Gudjohnsen. El islandés desperdició dos claras ocasiones delante de Casillas (sobre todo una que tenía toda la portería a su favor para rematar de primeras y acabó escorado) y demuestra partido tras partido que no es el recambio ideal para Samuel Eto'o; ni siquiera lo sería para Henrik Larsson.
Hay un dato incontestable y revelador: El Barcelona tiró tan sólo 2 veces a portería en todo el partido, y una de ellas fue en un lanzamiento de falta de Ronaldinho. Cuando un equipo tiene un 60% de posesión y sólo es capaz de realizar dos lanzamientos entre los tres palos, es que algo falla. O bien la defensa rival lo ha hecho de lujo y ha abortado todos los intentos de ataque (la defensa del Madrid estuvo bastante bien hoy), o bien tus mediocentros y/o extremos son incapaces de crear pases al hueco (Xavi no fue el gran pasador al que nos tiene acostumbrados, y el Barça carece de extremos puros con su 4-3-3, pese a la función de Messi, que sí cumplió), o bien tus delanteros tienen el punto de mira desviado (ya hemos hablado de Gudjohnsen). El Madrid, con sólo un 40% de posesión, tiró 7 veces entre los tres palos de la portería defendida por Víctor Valdés.
Y es que, a la contra, el Madrid pudo golear. En la primera parte, si bien es cierto que Emerson pudo ser expulsado en una entrada a Messi, el Barça dio algo de sensación de peligro, pero no daba la sensación de poder remontar el partido en cualquier momento. El Madrid esperaba agazapado y recurriendo a Guti y Robinho para salir rápidamente a la contra. Y en la segunda parte, tras un ataque azulgrana, los de Capello montaron una contra de las que suelen ser llamadas "de libro". Un genial Guti (partidazo el suyo) habilitó un balón perfecto para Robinho, quien centró al área para que Van Nistelrooy, libre de marca, aprovechara la salida a por uvas del cancerbero catalán. 2-0 en el 51 y partido sentenciado.
Y es que, como ocurrió en Londres, el Barça se diluyó tras encajar ese gol. Hasta ese momento, como hemos dicho, dominó completamente la posesión del balón, creando más o menos peligro ante la portería rival. Pero tras ese gol (igual que tras el gol de Drogba el miércoles) los de Rijkaard desaparecieron del terreno de juego. El Madrid empezó a jugar con él y, a la contra, le pudo hacer un verdadero siete. Van Nistelrooy estuvo a punto de marcar un gol de antología con una vaselina perfecta desde fuera del área que se estrelló en la cruceta, más tarde tuvo un mano a mano con Valdés, Robinho fue una pesadilla para Zambrotta, Raúl luchaba cada balón hasta la extenuación y robó algunos peligrosos en las proximidades del área... el Barça no era ni la sombra del equipo que maravilló a todo el mundo futbolístico la temporada pasada. Sólo había que mirar la imagen dantesca del último corner del partido, con tres delanteros del Real Madrid en el área completamente solos, con tan solo tres defensa barcelonistas deambulando por ahí. El Madrid acabó el partido corriendo, y el Barcelona, que iba perdiendo, acabó andando. La actitud de uno y otro no se parecía en nada a la de hace siete días...
Y una última reflexión sobre el Barcelona. Tras la lesión de Eto'o, el equipo está falto de gol. Hasta Ronaldinho parece peor sin el camerunés a su lado (aunque ya estaba mal cuando jugaba Eto'o esta temporada). Gudjohnsen no es un '9' de garantías, Ronaldinho tampoco tiene la definición ni la llegada de Eto'o, y Messi no se puede multiplicar por tres... Quizá con Saviola la cosa sería diferente, pero de momento Rijkaard no se decide a sacarle de titular en ningún partido. La verdadera cuestión es: ¿Cómo es posible que un equipo como el Barcelona, que aspira a ganar la Liga y la Champions (la Copa no la cuento porque sólo interesa si se llega a semifinales), puede tener tal dependencia de un solo jugador? Algo ha fallado en la confección de la plantilla del campeón, y eso es algo muy grave a ese nivel... y quedan 4 meses para que vuelva Eto'o, ahí es nada. Y mientras, el Madrid, remontando el vuelo y empezando a jugar bien...
A los dos minutos, el eterno capitán Raúl remataba perfectamente un gran centro desde la derecha de Sergio Ramos (ya suben los laterales del Madrid...) y colocaba el 1-0 para delirio de la parroquia blanca. El partido tomaba un nuevo cariz, y todo el planteamiento de la semana se venía abajo. Jugar 88 minutos por debajo en el marcador en un Bernabéu abarrotado y entregado a los suyos no debe ser tarea fácil, y el Barça pareció acusarlo. Este Barcelona no se parece mucho al de la pasada campaña, pese a su liderato (ahora compartido) liguero.
Ronaldinho, el gran mecenas azulgrana y gran artífice de la exitosa campaña anterior (junto con Eto'o y Messi) está en un bajo estado de forma preocupante. No sé si tanto premio en tan poco tiempo le habrá nublado la vista o qué, pero la realidad es que su juego está ahora mismo a años luz del de la temporada pasada. No da una a derechas prácticamente, y eso, evidentemente, lo acusa el Barça. El Madrid dejó hacer al Barça, esperándole en su terreno de juego y cediéndole el control de la pelota (60% de posesión blaugrana al finalizar el encuentro), al estilo Capello. Y el Barça tocaba y tocaba, pero no concretaba. No fue el partido de Xavi o Iniesta, ni, sobre todo, de Gudjohnsen. El islandés desperdició dos claras ocasiones delante de Casillas (sobre todo una que tenía toda la portería a su favor para rematar de primeras y acabó escorado) y demuestra partido tras partido que no es el recambio ideal para Samuel Eto'o; ni siquiera lo sería para Henrik Larsson.
Hay un dato incontestable y revelador: El Barcelona tiró tan sólo 2 veces a portería en todo el partido, y una de ellas fue en un lanzamiento de falta de Ronaldinho. Cuando un equipo tiene un 60% de posesión y sólo es capaz de realizar dos lanzamientos entre los tres palos, es que algo falla. O bien la defensa rival lo ha hecho de lujo y ha abortado todos los intentos de ataque (la defensa del Madrid estuvo bastante bien hoy), o bien tus mediocentros y/o extremos son incapaces de crear pases al hueco (Xavi no fue el gran pasador al que nos tiene acostumbrados, y el Barça carece de extremos puros con su 4-3-3, pese a la función de Messi, que sí cumplió), o bien tus delanteros tienen el punto de mira desviado (ya hemos hablado de Gudjohnsen). El Madrid, con sólo un 40% de posesión, tiró 7 veces entre los tres palos de la portería defendida por Víctor Valdés.
Y es que, a la contra, el Madrid pudo golear. En la primera parte, si bien es cierto que Emerson pudo ser expulsado en una entrada a Messi, el Barça dio algo de sensación de peligro, pero no daba la sensación de poder remontar el partido en cualquier momento. El Madrid esperaba agazapado y recurriendo a Guti y Robinho para salir rápidamente a la contra. Y en la segunda parte, tras un ataque azulgrana, los de Capello montaron una contra de las que suelen ser llamadas "de libro". Un genial Guti (partidazo el suyo) habilitó un balón perfecto para Robinho, quien centró al área para que Van Nistelrooy, libre de marca, aprovechara la salida a por uvas del cancerbero catalán. 2-0 en el 51 y partido sentenciado.
Y es que, como ocurrió en Londres, el Barça se diluyó tras encajar ese gol. Hasta ese momento, como hemos dicho, dominó completamente la posesión del balón, creando más o menos peligro ante la portería rival. Pero tras ese gol (igual que tras el gol de Drogba el miércoles) los de Rijkaard desaparecieron del terreno de juego. El Madrid empezó a jugar con él y, a la contra, le pudo hacer un verdadero siete. Van Nistelrooy estuvo a punto de marcar un gol de antología con una vaselina perfecta desde fuera del área que se estrelló en la cruceta, más tarde tuvo un mano a mano con Valdés, Robinho fue una pesadilla para Zambrotta, Raúl luchaba cada balón hasta la extenuación y robó algunos peligrosos en las proximidades del área... el Barça no era ni la sombra del equipo que maravilló a todo el mundo futbolístico la temporada pasada. Sólo había que mirar la imagen dantesca del último corner del partido, con tres delanteros del Real Madrid en el área completamente solos, con tan solo tres defensa barcelonistas deambulando por ahí. El Madrid acabó el partido corriendo, y el Barcelona, que iba perdiendo, acabó andando. La actitud de uno y otro no se parecía en nada a la de hace siete días...
Y una última reflexión sobre el Barcelona. Tras la lesión de Eto'o, el equipo está falto de gol. Hasta Ronaldinho parece peor sin el camerunés a su lado (aunque ya estaba mal cuando jugaba Eto'o esta temporada). Gudjohnsen no es un '9' de garantías, Ronaldinho tampoco tiene la definición ni la llegada de Eto'o, y Messi no se puede multiplicar por tres... Quizá con Saviola la cosa sería diferente, pero de momento Rijkaard no se decide a sacarle de titular en ningún partido. La verdadera cuestión es: ¿Cómo es posible que un equipo como el Barcelona, que aspira a ganar la Liga y la Champions (la Copa no la cuento porque sólo interesa si se llega a semifinales), puede tener tal dependencia de un solo jugador? Algo ha fallado en la confección de la plantilla del campeón, y eso es algo muy grave a ese nivel... y quedan 4 meses para que vuelva Eto'o, ahí es nada. Y mientras, el Madrid, remontando el vuelo y empezando a jugar bien...
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