El Real Betis Balompié ha sido sancionado por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) con la clausura por un partido del estadio Ruiz de Lopera por la reiteración de incidentes ocurridos en el transcurso del partido disputado el domingo pasado entre el Real Betis y el Real Mallorca, en el que hubo conatos de incendio en el fondo sur (zona de SGS) y una invasión de campo antes del pitido final del árbitro.
Desde el Betis "se ha lamentado" la discriminación que ha sufrido su equipo con respecto a otros clubes por "incidentes de mucha más gravedad ocurridos últimamente en otros estadios y que son del dominio público". Con esta frase se refería, evidentemente, a la moneda de Mestalla, las botellas del Calderón, el cochinillo del Camp Nou, la aceitera de El Sadar...
Curiosamente, se da la circunstancia de que el primer apercibimiento que recibió el club de Heliópolis esta temporada está recurrido en los tribunales, sin que haya recibido sentencia firme todavía, por lo que desde el club se afirma que "nos han tratado como culpables antes del veredicto", y amenazan con acudir a la justicia ordinaria "si fuera menester. Parece ser que la justicia ordinaria es la panacea, y estamos dispuestos a llegar hasta ella si la sanción se mantiene".
Si miramos el reglamento, encontramos una curiosidad bastante incomprensible...en caso de invasión de campo (pacífica o no) el reglamento establece que se debe sancionar el estadio por un partido, pero en caso de lanzamientos "aislados" de objetos no. Por tanto, se sanciona más una expresión de alegría (los seguidores verdiblancos saltaron para celebrar la permanencia) que una expresión de violencia (nadie lanza objetos al campo para celebrar algo). Evidentemente, los seguidores del Betis no debieron saltar al terreno de juego antes de que el árbitro pitara el final del partido, pero el simple hecho de que se prendiera fuego a varias sillas en el fondo sur (el partido se paró unos instantes por el humo ocasionado) es motivo suficiente para clausurar el estadio.
La pelota está ahora en el tejado de la Federación. Ellos fueron los culpables del estúpido cambio de reglamento (a raiz del famoso cochinillo) y ahora han conseguido lo que todos sabíamos que ocurriría: Al primer cierre de campo que hubiera, el club afectado acudiría a la justicia ordinaria a recurrirlo, como hizo el Fútbol Club Barcelona.
Tendremos culebrón de nuevo. En mi opinión, el campo está bien cerrado, pero el Betis tiene todo el derecho a recurrir la sentencia con los precedentes que hay.
Desde el Betis "se ha lamentado" la discriminación que ha sufrido su equipo con respecto a otros clubes por "incidentes de mucha más gravedad ocurridos últimamente en otros estadios y que son del dominio público". Con esta frase se refería, evidentemente, a la moneda de Mestalla, las botellas del Calderón, el cochinillo del Camp Nou, la aceitera de El Sadar...
Curiosamente, se da la circunstancia de que el primer apercibimiento que recibió el club de Heliópolis esta temporada está recurrido en los tribunales, sin que haya recibido sentencia firme todavía, por lo que desde el club se afirma que "nos han tratado como culpables antes del veredicto", y amenazan con acudir a la justicia ordinaria "si fuera menester. Parece ser que la justicia ordinaria es la panacea, y estamos dispuestos a llegar hasta ella si la sanción se mantiene".
Si miramos el reglamento, encontramos una curiosidad bastante incomprensible...en caso de invasión de campo (pacífica o no) el reglamento establece que se debe sancionar el estadio por un partido, pero en caso de lanzamientos "aislados" de objetos no. Por tanto, se sanciona más una expresión de alegría (los seguidores verdiblancos saltaron para celebrar la permanencia) que una expresión de violencia (nadie lanza objetos al campo para celebrar algo). Evidentemente, los seguidores del Betis no debieron saltar al terreno de juego antes de que el árbitro pitara el final del partido, pero el simple hecho de que se prendiera fuego a varias sillas en el fondo sur (el partido se paró unos instantes por el humo ocasionado) es motivo suficiente para clausurar el estadio.
La pelota está ahora en el tejado de la Federación. Ellos fueron los culpables del estúpido cambio de reglamento (a raiz del famoso cochinillo) y ahora han conseguido lo que todos sabíamos que ocurriría: Al primer cierre de campo que hubiera, el club afectado acudiría a la justicia ordinaria a recurrirlo, como hizo el Fútbol Club Barcelona.
Tendremos culebrón de nuevo. En mi opinión, el campo está bien cerrado, pero el Betis tiene todo el derecho a recurrir la sentencia con los precedentes que hay.
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