El Deportivo sigue despidiéndose de los jugadores que le llevaron a pasear su escudo por los campos de media Europa. Sumido en una crisis de identidad tremenda, une su mediocre temporada (octavo clasificado, fuera de Europa) a la falta de un proyecto deportivo serio a medio plazo y al éxodo de jugadores que fueron iconos del deportivismo. Fran, Mauro Silva, Víctor, Luque, Tristán, quizá Andrade, y ahora, José Francisco Molina. Todos y cada uno de ellos han ido abandonando el equipo herculino en los últimos tiempos, y muchos de ellos no de la mejor manera posible.
El caso del portero valenciano es diferente. El club contaba con su continuidad, pero ha sido el propio jugador el que ha decidido poner punto y final a sus 6 años en la entidad coruñesa. Procedente del Atlético de Madrid en el año 2000, con los blanquiazules conquistó una Copa del Rey (2002) y dos Supercopas de España (2000 y 2002), amén de alcanzar unas semifinales de Champions en 2004. Ahora, su futuro podría estar en Inglaterra, ya que, como él mismo afirmó, su sueño siempre ha sido jugar en las Islas.
Su tremenda regularidad le llevó a ser uno de los símbolos del deportivismo, y ni un cáncer de testículos detectado en 2002, ni la seria competencia que tuvo la temporada pasada por parte de Munúa, han conseguido apartarle de la meta deportivista. Pero mientras que en A Coruña tenía el cariño de la afición y la confianza de los técnicos, no ocurría lo mismo en la Selección española. Desde su fallo contra Noruega en la Eurocopa de Holanda y Bélgica, Molina dejó de contar para la selección. Una pena, puesto que se puede decir, sin temor a cometer un grave error, que Molina ha sido uno de los tres mejores porteros españoles de la última época.
Mucha suerte en tu nuevo club, Moli.
El caso del portero valenciano es diferente. El club contaba con su continuidad, pero ha sido el propio jugador el que ha decidido poner punto y final a sus 6 años en la entidad coruñesa. Procedente del Atlético de Madrid en el año 2000, con los blanquiazules conquistó una Copa del Rey (2002) y dos Supercopas de España (2000 y 2002), amén de alcanzar unas semifinales de Champions en 2004. Ahora, su futuro podría estar en Inglaterra, ya que, como él mismo afirmó, su sueño siempre ha sido jugar en las Islas.
Su tremenda regularidad le llevó a ser uno de los símbolos del deportivismo, y ni un cáncer de testículos detectado en 2002, ni la seria competencia que tuvo la temporada pasada por parte de Munúa, han conseguido apartarle de la meta deportivista. Pero mientras que en A Coruña tenía el cariño de la afición y la confianza de los técnicos, no ocurría lo mismo en la Selección española. Desde su fallo contra Noruega en la Eurocopa de Holanda y Bélgica, Molina dejó de contar para la selección. Una pena, puesto que se puede decir, sin temor a cometer un grave error, que Molina ha sido uno de los tres mejores porteros españoles de la última época.
Mucha suerte en tu nuevo club, Moli.
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