Adiós a los seis títulos. Adiós a la aureola de imbatibilidad. El Sevilla, de un plumazo, tiró por tierra el mito del Barça de leyenda y goleó sin piedad al equipo de Rijkaard en un partido perfecto. Los sevillistas ya no están de centenario, pero siguen disfrutando como si acabara de empezar. Hace 3 meses no tenían un título europeo. Hoy, ya tienen dos. Y con un marcador de 7-0 entre las dos finales. Parece un cuento de hadas. Pero es real como la vida misma.
El Barcelona se presentaba en Mónaco (¿por qué se juega la Supercopa en ese estadio?) con todas sus estrellas galardonadas el día anterior. Iba de oro hasta las cejas en el Principado del glamour. Enfrente estaba un Sevilla que se conformaba con su papel de aspirante. Sin grandes elogios de la prensa, sin tanto premio... pero con muchísima ilusión. No es lo mismo ganar la primera Supercopa de tu historia (segundo título en total) que tu tercera (13º en total), claro. David contra Goliat. Pues en esto que llegó David (no el lateral del Sevilla -un crimen que este chaval aún no haya debutado con la absoluta-, sino el de la Biblia) y a los 7 minutos le lanzó la primera pedrada con su honda a Goliat. 1-0 y euforia en la grada sevillista. Goliat quedó tocado, y cuando parecía intentar dar un puñetazo de autoridad, llegó David y otra pedrada entre ceja y ceja. 2-0 ante la estupefacción de media Europa cuando la primera parte llegaba a su fin. Aún quedaba la segunda parte. A sufrir el huracán barcelonista buscando la remontada, pensarían muchos.
Salieron Iniesta y Gudjohnsen por el Barça, y parecía que Goliat podía asustar a David. Pero el islandés, que viene para suplir a Larsson pero no le llega ni a la suela de los zapatos, falló todo lo que pudo y más y David siguió en sus trece. Zarpazo por aquí, zarpazo por allá, y 0-3 de penalty en el 90. David había tumbado a Goliat. Puerta (otro que llama a las puertas de la Selección a marchas forzadas) quiso redondear la fiesta y se marcó una jugada que, si la firma Ronaldinho, la tendríamos en los telediarios hasta que el Betis llegara a la final de la Champions, pero no encontró el premio del gol por culpa de Valdés. Pero ya daba igual. El Sevilla se había proclamado supercampeón de Europa dando un repaso al Barcelona de ensueño. La Liga se presenta emocionantísima después de lo de hoy. En Sevilla ya están soñando con alcanzar cotas aún mayores. Como reza su web: "Nunca dejaremos de soñar".
Que así sea. ¡Viva el fútbol!
[ Foto: marca.com ]
El Barcelona se presentaba en Mónaco (¿por qué se juega la Supercopa en ese estadio?) con todas sus estrellas galardonadas el día anterior. Iba de oro hasta las cejas en el Principado del glamour. Enfrente estaba un Sevilla que se conformaba con su papel de aspirante. Sin grandes elogios de la prensa, sin tanto premio... pero con muchísima ilusión. No es lo mismo ganar la primera Supercopa de tu historia (segundo título en total) que tu tercera (13º en total), claro. David contra Goliat. Pues en esto que llegó David (no el lateral del Sevilla -un crimen que este chaval aún no haya debutado con la absoluta-, sino el de la Biblia) y a los 7 minutos le lanzó la primera pedrada con su honda a Goliat. 1-0 y euforia en la grada sevillista. Goliat quedó tocado, y cuando parecía intentar dar un puñetazo de autoridad, llegó David y otra pedrada entre ceja y ceja. 2-0 ante la estupefacción de media Europa cuando la primera parte llegaba a su fin. Aún quedaba la segunda parte. A sufrir el huracán barcelonista buscando la remontada, pensarían muchos.
Salieron Iniesta y Gudjohnsen por el Barça, y parecía que Goliat podía asustar a David. Pero el islandés, que viene para suplir a Larsson pero no le llega ni a la suela de los zapatos, falló todo lo que pudo y más y David siguió en sus trece. Zarpazo por aquí, zarpazo por allá, y 0-3 de penalty en el 90. David había tumbado a Goliat. Puerta (otro que llama a las puertas de la Selección a marchas forzadas) quiso redondear la fiesta y se marcó una jugada que, si la firma Ronaldinho, la tendríamos en los telediarios hasta que el Betis llegara a la final de la Champions, pero no encontró el premio del gol por culpa de Valdés. Pero ya daba igual. El Sevilla se había proclamado supercampeón de Europa dando un repaso al Barcelona de ensueño. La Liga se presenta emocionantísima después de lo de hoy. En Sevilla ya están soñando con alcanzar cotas aún mayores. Como reza su web: "Nunca dejaremos de soñar".
Que así sea. ¡Viva el fútbol!
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