Esta tarde-noche, LaSexta, siguiendo con su excelente programación pre-Mundial, ha emitido tres partidos amistosos: el Alemania-Japón, en directo, el Brasil-FC Lucerna y el Inglaterra-Hungría, en diferido. Del partido (o mejor dicho, de la pachanga) de Brasil pocas cosas se pueden decir, y mucho menos sacar conclusiones. Jugar contra un combinado de jugadores del Basilea y el Lucerna para acabar 8-0... no sé si será una de las mejores maneras de preparar el Mundial.
Pero de los otros dos partidos sí que se pueden sacar algunas conclusiones. Alemania dio una imagen bastante mala contra Japón. Los japoneses se hicieron con el control del partido desde casi el inicio del mismo, con un juego rápido e incisivo, cogiendo muchas veces a la defensa alemana, que se mostró bastante lenta, sobre todo la pareja de centrales, formada por Borowski (que cometió un penalty de libro sobre Yanagisawa que el árbitro no sólo no quiso ver, sino que sancionó con amarilla a ambas jugadores) y Mertesacker (que se mostró algo mejor que su compañero). Sólo Lehman estuvo a un gran nivel en la retaguardia teutona, y gracias a él Alemania no se fue con u 0-2 en contra al descanso. Arriba, Ballack no es el mismo del 2002, y pese a que los delanteros no son malos, falta algo. Los extremos no son nada del otro mundo, el único Schweinsteiger (Schweiny -cerdito- en Alemania), al que le falta un punto para ser el jugador determinante que dicen que puede llegar a ser.
En la segunda parte, Japón salió avasallando, y Alemania ni se acercaba a los dominios de Kawaguchi. Fruto de este dominio nipón llegaron los dos tantos de un genial Takahara, que anotó el 0-1 en una contra rapídisima y el 0-2 en un jugadón colectivo japonés, rematado con un regate impresionante en el borde del área que dejó sentados a dos teutones de una tacada, ajustando su disparo luego al poste derecho de Lehman. Pero Alemania siempre será Alemania, y, pese a llevar posiblemente una de las peores selecciones de su historia (ni uno de los 10 jugadores de campo titulares juega fuera de Alemania), sacó su casta a relucir y comenzó a asediar la portería nipona. Fruto de ello llegaron los dos goles del empate en apenas cinco minutos, obra de Miroslav Klose y Bastien Schweinsteiger. Pero su ansia por ganar el partido a punto estuvo de costarle caro, ya que dejó hueos atrás, lo que, con un equipo tan rápido como Japón delante, conlleva muchos riesgos. Una contra rapidísima estuvo a punto de darle el triunfo a los nipones, pero un genial Lehman salvó a Klinsmann de un linchamiento. Habrá que estar atentos a este Japón, puede dar algún que otro susto en el Mundial...
En el partido de Inglaterra se notó que Rooney hace muchísima falta a la delantera de los pross. Inglaterra tiene toque, tiene paciencia, tiene un mediocampo de los mejores del mundo (Gerrard-Lampard), una defensa inconmensurable (Terry-Ferdinand), unos extremos que te pueden sacar un gol de cualquier sitio (Beckham y Joe Cole), pero arriba falta algo. Sin ir más lejos, de inicio, el acompañante de Owen fue Stephen Gerrard (en el mediocampo estaba Carragher como acompañante de Lampard), para aprovechar su gran llegada como segundo delantero. En la primera mitad Hungría plantó muchísima cara, incluso el partido estaba más para el 0-1 que para el 1-0, pero cuando se tiene tanta calidad... Beckham transformó un melón que recibió desde su defensa en un centro prodigioso que remató a bocajarro Gerrard, pero el balón impactó en el cuerpo de portero húngaro. La jugada continuó y finalizó en penalty (piscinazo), penalty que falló Lampard (o mejor dicho, paró Kiraly).
En la segunda mitad, dos faltas geniales de Beckham acabaron con la resistencia húngara. En el primer minuto, un saque desde 30 metros era rematado a la cepa del poste por Gerrard, y cuatro minutos más tarde era Terry el que cabeceaba en el área pequeña otro centro maravilloso del Golden Boy. Y cinco minutos después llegó el golazo de la noche, obra del húngaro Pal Dardai: remate desde 25-30 metros que se cuela por toda la escuadra. A partir de ahí, control de la pelota por parte de Inglaterra, pero sin prisas ninguna. Lo más destacado fue el debut del jovencísimo Theo Walcott, que aportó maneras, pero que no tuvo mucha participación en el juego. Y ya para finalizar el encuentro, el larguirucho Peter Crouch (casi dos metros de alto) demostró que la altura no está reñida con la técnica y marcó un gran gol a la media vuelta que certificaba el definitivo 3-1. En resumen, Inglaterra tiene un gran conjunto, pero parece que depende en exceso de las genialidades de Beckham... a ver si llega Rooney cuanto antes, Eriksson lo agradecerá.
Pero de los otros dos partidos sí que se pueden sacar algunas conclusiones. Alemania dio una imagen bastante mala contra Japón. Los japoneses se hicieron con el control del partido desde casi el inicio del mismo, con un juego rápido e incisivo, cogiendo muchas veces a la defensa alemana, que se mostró bastante lenta, sobre todo la pareja de centrales, formada por Borowski (que cometió un penalty de libro sobre Yanagisawa que el árbitro no sólo no quiso ver, sino que sancionó con amarilla a ambas jugadores) y Mertesacker (que se mostró algo mejor que su compañero). Sólo Lehman estuvo a un gran nivel en la retaguardia teutona, y gracias a él Alemania no se fue con u 0-2 en contra al descanso. Arriba, Ballack no es el mismo del 2002, y pese a que los delanteros no son malos, falta algo. Los extremos no son nada del otro mundo, el único Schweinsteiger (Schweiny -cerdito- en Alemania), al que le falta un punto para ser el jugador determinante que dicen que puede llegar a ser.
En la segunda parte, Japón salió avasallando, y Alemania ni se acercaba a los dominios de Kawaguchi. Fruto de este dominio nipón llegaron los dos tantos de un genial Takahara, que anotó el 0-1 en una contra rapídisima y el 0-2 en un jugadón colectivo japonés, rematado con un regate impresionante en el borde del área que dejó sentados a dos teutones de una tacada, ajustando su disparo luego al poste derecho de Lehman. Pero Alemania siempre será Alemania, y, pese a llevar posiblemente una de las peores selecciones de su historia (ni uno de los 10 jugadores de campo titulares juega fuera de Alemania), sacó su casta a relucir y comenzó a asediar la portería nipona. Fruto de ello llegaron los dos goles del empate en apenas cinco minutos, obra de Miroslav Klose y Bastien Schweinsteiger. Pero su ansia por ganar el partido a punto estuvo de costarle caro, ya que dejó hueos atrás, lo que, con un equipo tan rápido como Japón delante, conlleva muchos riesgos. Una contra rapidísima estuvo a punto de darle el triunfo a los nipones, pero un genial Lehman salvó a Klinsmann de un linchamiento. Habrá que estar atentos a este Japón, puede dar algún que otro susto en el Mundial...
En el partido de Inglaterra se notó que Rooney hace muchísima falta a la delantera de los pross. Inglaterra tiene toque, tiene paciencia, tiene un mediocampo de los mejores del mundo (Gerrard-Lampard), una defensa inconmensurable (Terry-Ferdinand), unos extremos que te pueden sacar un gol de cualquier sitio (Beckham y Joe Cole), pero arriba falta algo. Sin ir más lejos, de inicio, el acompañante de Owen fue Stephen Gerrard (en el mediocampo estaba Carragher como acompañante de Lampard), para aprovechar su gran llegada como segundo delantero. En la primera mitad Hungría plantó muchísima cara, incluso el partido estaba más para el 0-1 que para el 1-0, pero cuando se tiene tanta calidad... Beckham transformó un melón que recibió desde su defensa en un centro prodigioso que remató a bocajarro Gerrard, pero el balón impactó en el cuerpo de portero húngaro. La jugada continuó y finalizó en penalty (piscinazo), penalty que falló Lampard (o mejor dicho, paró Kiraly).
En la segunda mitad, dos faltas geniales de Beckham acabaron con la resistencia húngara. En el primer minuto, un saque desde 30 metros era rematado a la cepa del poste por Gerrard, y cuatro minutos más tarde era Terry el que cabeceaba en el área pequeña otro centro maravilloso del Golden Boy. Y cinco minutos después llegó el golazo de la noche, obra del húngaro Pal Dardai: remate desde 25-30 metros que se cuela por toda la escuadra. A partir de ahí, control de la pelota por parte de Inglaterra, pero sin prisas ninguna. Lo más destacado fue el debut del jovencísimo Theo Walcott, que aportó maneras, pero que no tuvo mucha participación en el juego. Y ya para finalizar el encuentro, el larguirucho Peter Crouch (casi dos metros de alto) demostró que la altura no está reñida con la técnica y marcó un gran gol a la media vuelta que certificaba el definitivo 3-1. En resumen, Inglaterra tiene un gran conjunto, pero parece que depende en exceso de las genialidades de Beckham... a ver si llega Rooney cuanto antes, Eriksson lo agradecerá.
1 comentario:
Publicar un comentario