La Copa del Rey es esa competición que tanto gusta a los aficionados y tantos quebraderos de cabeza da a los presidentes de clubes, entrenadores y directivos de la Federación. Es esa competición que toda la afición reclama a partido único, con el modelo inglés, mientras que la Federación, al amparo de la LFP, se empeña en mutilar, masacrar y herir casi mortalmente temporada tras temporada.
Todos recordamos la emoción que vivíamos en esas primeras rondas de Copa a partido único con los Primeras en liza. Gimnástica Torrelavega-Real Sociedad, Toledo-Real Madrid, Benidorm-Barça... tantos y tantos partidos que quedarán para siempre en el recuerdo de los buenos aficionados a este grande deporte. Sin embargo, los "grandes" no piensan igual, y año tras año se empeñan en tirar a la basura todas las ilusiones de los más modestos menospreciando la Copa y consiguiendo finalmente que la Federación (un pelele; siempre diré que el cáncer del fútbol español es Villar) machacara su propia competición cediendo a las pretensiones de los "grandecitos" (aquellos clubes que piensan que el fútbol acaba en ellos). La temporada pasada cambiaron las reglas a mitad de competición, y este año, los Primeras entrarán... en octavos de final. Veinte de 32. Y de los 12 restantes, seis serán de Segunda y los otros seis de Segunda B. Totalmente lamentable. Para eso que se creen una copa paralela entre los equipos de Primera y con su pan se lo coman. Lo peor de todo es que para llegar a esta situación hubo que convencer a los equipos pequeños... que se fueron con el rabo entre las piernas sin decir ni mú en cuanto les ofrecieron unos cuantos miles de euros por dejarse pisotear. Y se dejaron. Y la afición se sintió engañada y menospreciada.
Pese a todo esto, los verdaderos aficionados seguimos amando la Copa. Soñamos con que nuestro equipo llegue a las rondas finales (nunca olvidaré aquella eliminatoria de cuartos entre el Real Murcia y el Deportivo, con el mítico 4-3 en La Condomina) dando la gran sorpresa, convirtiéndose en el equipo de moda en España. Lástima que muchos entrenadores no piensen igual y afronten el torneo con un equipo plagado de suplentes. Algo así sucedió anoche en el coso pimentonero, donde Lucas Alcaraz presentó un once donde tan sólo repetían dos jugadores con respecto al partido contra el Castellón. Y pasó lo que tenía que pasar.
Con una afición que de nuevo tuvo una respuesta magnífica (unos 6.000 espectadores en una segunda ronda copera, televisada por la autonómica), y frente a un equipo que parecía imitar al mítico Palamós, el Real comenzó dominando, como contra el Castellón. Pero fue un espejismo. El penalty de Pablo Ruiz, parado espectacularmente por Juanmi (y van dos penaltys en contra detenidos en 3 días), fue el preludio del fin. La Unión se estiró y dominó el partido. Dominio que fructificó en la segunda mitad con un gol de Nauzet, tras una cagada monumental de la defensa grana (personificada en Juanma y Pablo Ruiz). El Real tuvo sus ocasiones, pero el marcador ya no se movería.
Los grana no continuarán con el sueño copero, lo que permite a la Unión escapar un poco de la pesadilla que tienen en Liga, donde ocupan la última posición. Es lo que queda muchas veces para la Copa: ser una válvula de escape para los males ligueros.
Una última pregunta... ¿se tomarán más en serio "su" Copa este año los grandes? Y una última reflexión en voz alta: Si los clubes no paran de quejarse de lo apretado del calendario y de que no hay fechas libres, ¿por qué, en lugar de querer entrar en las últimas rondas, adulterando la competición, a doble partido, no se deciden a poner la Copa a partido único desde el principio hasta el final, imitando el modelo inglés? Claro, así corren más riesgos, aunque aligeren el calendario... ¿en qué quedamos?
Pobre fútbol.
Todos recordamos la emoción que vivíamos en esas primeras rondas de Copa a partido único con los Primeras en liza. Gimnástica Torrelavega-Real Sociedad, Toledo-Real Madrid, Benidorm-Barça... tantos y tantos partidos que quedarán para siempre en el recuerdo de los buenos aficionados a este grande deporte. Sin embargo, los "grandes" no piensan igual, y año tras año se empeñan en tirar a la basura todas las ilusiones de los más modestos menospreciando la Copa y consiguiendo finalmente que la Federación (un pelele; siempre diré que el cáncer del fútbol español es Villar) machacara su propia competición cediendo a las pretensiones de los "grandecitos" (aquellos clubes que piensan que el fútbol acaba en ellos). La temporada pasada cambiaron las reglas a mitad de competición, y este año, los Primeras entrarán... en octavos de final. Veinte de 32. Y de los 12 restantes, seis serán de Segunda y los otros seis de Segunda B. Totalmente lamentable. Para eso que se creen una copa paralela entre los equipos de Primera y con su pan se lo coman. Lo peor de todo es que para llegar a esta situación hubo que convencer a los equipos pequeños... que se fueron con el rabo entre las piernas sin decir ni mú en cuanto les ofrecieron unos cuantos miles de euros por dejarse pisotear. Y se dejaron. Y la afición se sintió engañada y menospreciada.
Pese a todo esto, los verdaderos aficionados seguimos amando la Copa. Soñamos con que nuestro equipo llegue a las rondas finales (nunca olvidaré aquella eliminatoria de cuartos entre el Real Murcia y el Deportivo, con el mítico 4-3 en La Condomina) dando la gran sorpresa, convirtiéndose en el equipo de moda en España. Lástima que muchos entrenadores no piensen igual y afronten el torneo con un equipo plagado de suplentes. Algo así sucedió anoche en el coso pimentonero, donde Lucas Alcaraz presentó un once donde tan sólo repetían dos jugadores con respecto al partido contra el Castellón. Y pasó lo que tenía que pasar.
Con una afición que de nuevo tuvo una respuesta magnífica (unos 6.000 espectadores en una segunda ronda copera, televisada por la autonómica), y frente a un equipo que parecía imitar al mítico Palamós, el Real comenzó dominando, como contra el Castellón. Pero fue un espejismo. El penalty de Pablo Ruiz, parado espectacularmente por Juanmi (y van dos penaltys en contra detenidos en 3 días), fue el preludio del fin. La Unión se estiró y dominó el partido. Dominio que fructificó en la segunda mitad con un gol de Nauzet, tras una cagada monumental de la defensa grana (personificada en Juanma y Pablo Ruiz). El Real tuvo sus ocasiones, pero el marcador ya no se movería.
Los grana no continuarán con el sueño copero, lo que permite a la Unión escapar un poco de la pesadilla que tienen en Liga, donde ocupan la última posición. Es lo que queda muchas veces para la Copa: ser una válvula de escape para los males ligueros.
Una última pregunta... ¿se tomarán más en serio "su" Copa este año los grandes? Y una última reflexión en voz alta: Si los clubes no paran de quejarse de lo apretado del calendario y de que no hay fechas libres, ¿por qué, en lugar de querer entrar en las últimas rondas, adulterando la competición, a doble partido, no se deciden a poner la Copa a partido único desde el principio hasta el final, imitando el modelo inglés? Claro, así corren más riesgos, aunque aligeren el calendario... ¿en qué quedamos?
Pobre fútbol.
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